Muchos defensores y defensoras de los ríos, bosques y áreas protegidas han quedado en el camino, asesinados por los cuerpos de seguridad de las empresas y por sicarios pagados por éstas. La compañera Berta Cáceres es la más emblemática, pero junto a ella perdieron la vida por la defensa de los bienes naturales y comunes no menos de cien personas en los últimos treinta años.
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